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Abocajarro es el canal de youtube desde el que Paco López Libre nos invita a reflexionar sobre las cosas obvias que olvidamos en cuanto entramos bajo el palio de la rutina, y se nos viene encima toda la operativa que nos permite superar el día sin vomitar por estar rodeado de tanto despreciable y de tanto desprecio por la vida ajena que exige condiciones suficientemente dignas. Libre es el apelativo que Paco ha decidido darse, porque la libertad de pensar y de expresarte como quieras es lo único que no pueden arrebatarte los mercados que nos mercadean, ni los jueces que nos juzgan con criterios para nada infalibles, cortados por la misma humanidad que les lleva a equivocarse y a condenarnos atendiendo a ese quien eres, ni los políticos y su corte de mequetrefes al servicio del único interés del bien particular, ni todos los reyezuelos de este podrido mundo. Paco seguirá siendo libre salvo que un día lo maten o le destrocen la autoestima.

Hace unos días asistí de testigo a un juicio, donde se juzgaban las amenazas de muerte de un vecino a otro vecino. Amenazas, tendré que decir presuntas, expulsadas para viajar desde la boca al oido, sin virtualidad alguna, pero amenazas sustentadas en un temor real de convertirse en practicables y efectivas. Ni siquiera tuve que entrar a testificar. En cuanto la jueza le dijo a la parte amenazada que solo habría una multa bastante inocua que en nada reduciría el temor a un peligro real o al menos perceptivo, la parte amenazada retiró la denuncia.

¿Habéis vivido algo parecido? ¿Os sentís reflejados? ¿pensáis que la palabra justicia os pasa de largo sin dar explicaciones? Entonces es que pertenecéis a ese 99% de don nadie para quienes las leyes nunca legislarán volcando la balanza del beneficio a su favor. Sois tan don nadie como mi vecino, como yo y como Paco, que aún no os lo he dicho, pero es mi hermano.

Conozco el volcánico y terrible poder del exabrupto que a menudo le corre por la boca, sus mayúsculas escritas. Son a la realidad en términos de temor o peligro hacia terceros lo que la leche a los camellos de los Reyes que vienen del Oriente, una fábula que pasar por el ojo de una aguja. Para la fiscalía, un pretexto en el relato de buscar ejemplares que sirvan de escarmiento en el auto de fe que va a escenificarse, concretamente dentro de pocos días, el 31 de enero a las 10:00 en el juzgado número 14 de Plaza de Castilla.

En tiempos de crisis, los caballeros de la tabla desalmada se adaptan como nadie a cambiar lo que sea del tablero para continuar con sus desmanes. Su herramienta más eficaz, sin duda, es la de chorrear leyes y hacerlo sin el menor pudor sobre las consecuencias; leyes que recortan libertades y derechos, leyes que nos vuelven vulnerables y dan más alas a esa desigualdad real y bastante medible a simple vista. La simple vista es eso que los incomunicativos medios intentan que desaparezca del maravilloso mapa de los sentidos cuando entras en su juego, un juego medido y diseñado entre otras cosas para que los nadie pierdan el don, el don invaluable que tiene el ser humano de pensar por si mismo.

Cuando desde el púlpito se ora el hay que cumplir la ley, Paco Libre no dice Amén, dice Abocajarro. Y es que Paco ya ha pagado en sus carnes los amenes del resto. No os voy a contar su biografía, para eso tiene sus videos y su libertad de hacerlo si le da la gana, pero Paco Libre es una víctima de los crímenes que denuncia. No habla de oídas cuando utiliza la palabra crimen, y cuando denuncia, lo hace de la única forma que puede hacerlo. ¿O somos gilipollas y no entendemos que los sacrosantos tribunales están calculadamente hechos para que no denuncien los don nadie a esta mugre de corruptos, a estos criminales y a estos mafiosos organizados que a pesar de su empeño todavía no pueden arrebatarnos la palabra?

Paco Libre es muy consciente de lo que se juega. Se juega su libertad, la de mover el resto de su cuerpo sin rejas de por medio, pero también se juega en cierto modo algo de la tuya. Como bien nos recuerda, él ya hace su parte. Hoy yo también me sumo con esta aportación. Y ahora creo que te toca a ti.